15/12/08

Entrevista a Joaquín Lorda Iñarra



Profesor de Historia de la Arquitectura I y II, e Historia de la Construcción.




Nacido en Pamplona, estudió la carrera de Arquitectura Superior en la Universidad de Navarra, titulándose en 1979 y doctorado en 1991 con una tesis sobre el pensamiento sobre el arte del teórico y crítico Ernst Hans Gombrich, posteriormente publicada.




Se dedica exclusivamente a la enseñanza y la investigación, aunque ha colaborado en algunas obras singulares como la estructuración y decoración de la Capilla Mayor de la catedral de Pamplona y la terminación y ornamentación de San Salvador de El Salvador.


-¿Cómo llegó usted a la Escuela?
Siempre he pensado hacer arquitectura y al ser de Pamplona, esa fue mi elección; aunque nunca había estado dentro de la Escuela.
-¿ por qué decidió de dicarse a la docencia y la investigación en vez de trabajar en un estudio?
Siempre había pensado hacer esto. En la carrera aprendí la arquitectura contemporánea, pero no me interesaba. Lo que verdaderamente despertaba mi interés era la arquitectura anterior.
-¿Cree fundamental la enseñanza de la historia de la arquitectura tanto en el ámbito profesional como personal?
Es una cuestión de adjetivos cualificativos. Me parece interesante, saber de los edificios y como son, saber historia en general. El saber porqué son así y no de otra manera. Porque el diseño está donde está, porque es como un barco que marcha sin saber por donde, sólo avanza.
-entonces, ¿cómo se podría compaginar la historia con el mundo actual?
El diseño contemporáneo, actual no tiene el encanto de la antigüedad. Son distintas expresiones más que formas concretas. Es curioso como cambian los objetos, el teléfono, el tren, juzgamos según el objeto anterior.
-Usted posee una gran cantidad de libros, ¿los ha leído todos?
No, no creo que posea muchos. Los ojeo, miro imágenes antiguas,... Gran cantidad de ellos los he dado a la biblioteca.
-ese entusiasmo por el saber,¿ es lo qué le lleva a querer transmitirlo a generaciones futuras?
El entusiasmo lo causan los objetos bellos, en este caso los edificios, la escala sobrehumana, no el saber. Según uno se hace mayor, se da cuenta que lo único que merece la pena es enseñar lo que uno sabe.
-¿alguna anécdota curiosa o algún momento en especial que recuerde de sus años como profesor de la Escuela?
No con especial transcendencia, igual es que no le doi importancia. Mi vida es muy normal. Lo que no es normal es ver cosas hermosas continuamente.
- sus clases están plagadas de dibujos, ¿qué papel cree usted que juega en la arquitectura?
Es muy fácil de introducir, es difícil darse cuenta de las cosas dibujadas en alzado, planta,... Si el arquitecto nos pidiera valorar su obra, tendríamos que ver el dibujo, lo demás es ajeno a él; así como, el edificio sigue siendo valorado, el diseño, no los golpes del cantero. Es como un dibujo petrificado , es decir, lo que no se puede dibujar no es arquitectura. Te haces la idea de como son las cosas cuando las dibujas, cuando rescatas sus formas.
-¿Tiene algún proyecto futuro? ¿algo qué le gustaría hacer?
Terminar dos manuales de arquitectura clásica y española. Las oportunidades que tengo no podrían se mayores, no puedo aspirar a más. Si tuviera la oportunidad podría cambiar la manera de ser, de muchas cosas, menos de las cosas que hago.










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